Apuntes culturales en fin de semanaCulturaÚltimas Noticias

Lecturas para el fin de semana | Carlos Clementson

Carlos Clemetson

Este fin de semana, traemos a nuestra sección «Lecturas para el fin de semana» un poema dedicado a Ginés Liébana de nuestro paisano, amigo y poeta Carlos Clementson, con motivo de la exposición que se celebró en la Sala de exposiciones MATEO INURRIA de Córdoba en Marzo de 2011.»LIÉBANA Y DALÍ – DIÁLOGOS EN EL SURREALISMO»


ODA POBRE Y JOVIAL A GINÉS LIÉBANA

Carlos Clementson

Cuando se va de luto el año 36, con sólo quince años,

y se pasea con Pablo por la calle de Armas, mientras Juan, refugiado

en un piso vacío, lee a Chateaubriand, se asfixia y se pudre de miedo;

cuando suenan al alba las descargas lejanas en los muros heridos;

cuando la vida sólo se escribe en blanco y negro y el color de las lágrimas;

cuando siempre uno quiso seguir otro camino, y un día comenzó,

sin decir nada a nadie, a escribir otra cosa: las Herejías de Sandua,

y buscó la belleza donde quiera estuviese,

y cogió su maleta, y se fue a Madrid luego, y después ya muy lejos,

con los ojos abiertos a todos los colores de la vida y del sueño,

con la misma inocencia, luminosa y alegre, con que cantan los pájaros,

y lo mismo que el pájaro solitario del “Cántico”

voló con alas propias (y a veces en su vuelo

encontróse allá arriba con Teresa de Ahumada y el mismo Juan de Yepes,

y luego, aterrizando, fue contándolo en verso):

cuando se ha estado en Río viendo bailar las olas,

en donde las palmeras eran altos palacios de luz y rayos verdes,

y la noche, profunda, con un son de guitarras y tambor perfumado,

mientras Córdoba abría su indolencia hermosísima de los años cincuenta

entre lujo y miseria y cines de verano, allende del Atlántico;

cuando ya se ha vivido el color de Venecia, su humedad femenina,

y Florencia nevada con sus piedras ilustres, y París con su luz inverniza y friolenta,

y Córdoba en clausura lo mismo que un convento o un armario de luna, de caoba o de cedro,

entonces uno puede ya subirse a lo alto de una antigua columna

en mitad del desierto —San Ginés estilita—,

y allí aprender la lengua con que hablan los pájaros

para alegrar el mundo,

o sentarse a la puerta de su tonel, sereno y, quizá, hasta dichoso,

como un Diógenes Liébana,

  a ver volar los ángeles

con la sabiduría que da el haber sufrido, que da el haber vivido,

          y sonreír sin embargo.

EXPOSICIÓN LIÉBANA Y DALÍ DIÁLOGOS EN EL SUBREALISMO SALA MATEO INURRIA. • PLAZA DE LA TRINIDAD, 1 • CÓRDOBA • DEL 30 DE MARZO AL 22 DE ABRIL DE 2011

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *